jueves, 15 de agosto de 2013

Semana Cuatro.

El planeta no se detiene y sus habitantes tampoco deberían.

Día tras día vamos adquiriendo nuevas experiencias tanto propias cómo de las personas que nos rodean, esos nuevos conocimientos cambian la perspectiva que tenemos de las cosas; hasta el día de hoy, me cuesta mucho trabajo “reconciliarme” y aceptar eso que llaman “crecer”.
                
Últimamente, haciendo un recuento de años y daños y tomándome el tiempo de observar mi entorno, me he dado cuenta que, ha llegado la etapa de “estancarse” y a la vez, no; es un estancamiento confuso en el que, físicamente, no hemos cambiado mucho, pero en percepciones, obligaciones, actitudes, actividades, formas de vida y todo eso que implica crecer, somos casi totalmente diferentes al día de ayer.
                
“Es de sabios cambiar de opinión”, es algo que se comenta muy seguido, estoy de acuerdo con ello, sin embargo, no es esa una frase para justificarse al momento de tomar decisiones apresuradas o intentar andar por un camino dónde todo será más fácil cuando has visto que el que habías decidido tomar no era tan sencillo cómo pensabas.

                
Las opiniones son todas distintas, incluso las emitidas por la misma persona… Lo que hace la diferencia en esos cambios es la voluntad, la fortaleza, el coraje, el carácter y todo aquello que nos hace aferrarnos hasta no ver la última luz de la esperanza hasta llegar a nuestros sueños; es ahí cuando te das cuenta que aunque el planeta siga en movimiento constante y jamás se detenga, ni la vida, ni tu entorno, ni tú mismo… Ya estás en edad de tomar tu propio rumbo y luchar por ti y por todo aquello que hace y ha hecho latir tu corazón, aunque en ocasiones ni escuches su palpitar sabes que sigue vivo porque así lo quieres aunque todo parezca ir en contra.

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