jueves, 15 de agosto de 2013

Semana Cuatro.

El planeta no se detiene y sus habitantes tampoco deberían.

Día tras día vamos adquiriendo nuevas experiencias tanto propias cómo de las personas que nos rodean, esos nuevos conocimientos cambian la perspectiva que tenemos de las cosas; hasta el día de hoy, me cuesta mucho trabajo “reconciliarme” y aceptar eso que llaman “crecer”.
                
Últimamente, haciendo un recuento de años y daños y tomándome el tiempo de observar mi entorno, me he dado cuenta que, ha llegado la etapa de “estancarse” y a la vez, no; es un estancamiento confuso en el que, físicamente, no hemos cambiado mucho, pero en percepciones, obligaciones, actitudes, actividades, formas de vida y todo eso que implica crecer, somos casi totalmente diferentes al día de ayer.
                
“Es de sabios cambiar de opinión”, es algo que se comenta muy seguido, estoy de acuerdo con ello, sin embargo, no es esa una frase para justificarse al momento de tomar decisiones apresuradas o intentar andar por un camino dónde todo será más fácil cuando has visto que el que habías decidido tomar no era tan sencillo cómo pensabas.

                
Las opiniones son todas distintas, incluso las emitidas por la misma persona… Lo que hace la diferencia en esos cambios es la voluntad, la fortaleza, el coraje, el carácter y todo aquello que nos hace aferrarnos hasta no ver la última luz de la esperanza hasta llegar a nuestros sueños; es ahí cuando te das cuenta que aunque el planeta siga en movimiento constante y jamás se detenga, ni la vida, ni tu entorno, ni tú mismo… Ya estás en edad de tomar tu propio rumbo y luchar por ti y por todo aquello que hace y ha hecho latir tu corazón, aunque en ocasiones ni escuches su palpitar sabes que sigue vivo porque así lo quieres aunque todo parezca ir en contra.

jueves, 8 de agosto de 2013

Semana Tres.

           
    Hubo alguien que me dijo: “El tiempo no existe”.

No hay minutos, ni horas, ni días, ni éstas absurdas tres semanas, ni los meses ni los 23 años, sólo un conteo enfermizo, esas ganas del ser humano por llevar el control hasta de lo que no existe.

Es por eso que se me ha pasado la vida, no sé cuál de todas, tratando de “tomar” el tiempo cómo si pudiera tenerlo en mis manos, levantándome, llegando, yendo, esperando, corriendo y de vez en cuando, “sintiendo”.

Pero… ¿Qué estoy sintiendo? Sólo cómo pasa el tiempo sin poderlo comprender, sintiendo que duermo sin descanso alguno, sintiendo que sueño sin logros reales, sintiendo que de cuando en cuando me pierdo y me vuelvo a encontrar y me encuentro más feliz, más fuerte, más confiada, más libre, más yo… Contemplo el reloj y lo veo midiendo algo que no existe… Es cómo un humano esperando algo que no llega y de nuevo siento, ¿Qué siento?


Ansiedad.

jueves, 1 de agosto de 2013

Semana Dos

Los días siguen pasando y aunque estés tan lejos yo te siento más cerca, tu voz endulza mis noches y llena mi alma de paz y tranquilidad, los días llenos de palabras que a veces no comprendo, noches sin sueños ni ganas de dormir, noches de lluvia que me recuerdan tus abrazos entre el humo, las sonrisas emitidas son líneas que se quedaron en los lienzos de mi memoria trazados con el pincel de tus caricias.

Hay veces que te siento ausente aunque sé que sí estás en mi vida y que también yo sigo en la tuya, las dudas me vuelven loca, tan loca que ya no hay en mi un centímetro de cordura.

jueves, 25 de julio de 2013

Semana Uno

Han pasado ya cientos de horas, minutos y segundos, miles de kilómetros, decenas de ciudades, pueblos, personas, carreteras, objetos, estados, palabras que se han dicho y en mayor cantidad las que se han quedado guardadas, ha pasado tu recuerdo junto a mí y me sigue erizando la piel.

Mi primera semana sin ti me ha vuelto bipolar, cada mañana despierto y sonrío porque se ha quedado atrás otro día que nos mantiene alejados… Luego lloro, pues sé que me quedan 24 horas más qué soportar sin ti, que no te veré parado en mi puerta llegando por sorpresa, 24 horas más sin que tomes mi mano, sin tus besos, sin tus abrazos, sin tus sonrisas que iluminan mi alma; en cambio, por las noches, antes de dormir, lloro, pues no tengo tu beso y tu vocecita diciendo: “descansa bien”, luego sonrío… Porque acabó otro día de agonía lejos de ti y el tiempo nos acerca.

A veces me desánimo y otras me emociono, a veces lloro y otras río, a veces duermo y otras sufro de insomnio, a veces cómo como una loca y otras no paso ni el agua; pero siempre y a cada momento te extraño, te necesito, te quiero, te espero, te confío, te recuerdo y sobre todas las cosas, te amo.